“Es lo que uno puede intuir desde hace un tiempo en mi familia.
René con el tema de la muerte, como le atraen a los adolescentes ciertas cosas!.
Como si fuera poco, el sábado que Teté se quedó de niñera, le contó la historia de la fiebre amarilla en Buenos Aires,( la gente moría en la calle, cerraron escuelas, teatros, todos escapaban, un horror).
René quedo paralizado.
Conozco a mi hijo, ya veremos lo que inventará.
Mario es otro obsesionado, en reconquistarme, el sábado fue a la fiesta.
No voy a negarlo estaba fachero, creo que hasta más delgado.
Pero prefiero seguir sola.
Es que… en este último tiempo, me fui dando cuenta de muchas cosas sobre la pareja.
Pero sobre todo de mí.
Creo que nunca estuve realmente enamorada de Mario.
Es difícil admitirlo, casi diría peligroso emocionalmente.
Precisamente porque tengo dos hijos con el. Y porque veo, que desde hace más de 20 años estoy cometiendo error tras error.
Y todo por no haber tenido nunca el valor suficiente.
Para luchar por mi verdadero amor.
Que una tarde helada de julio de 1988 dejé ir.
Y el sábado pasado, en una forzada fiesta retro de los 80’, como si se tratara de una cruel broma pesada.
Volví a verlo.
Estaba allí, sentado mirándome con los ojos vidriosos.
Esperándome.”
miércoles, 18 de noviembre de 2009
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