domingo, 11 de octubre de 2009

Capitulo 30: “Lluvia, lluvia que purifica”

“Pensaba que no iba a llover, pero aquí está.

Y parece que va para largo.

Gabriela salió. Ya no está en penitencia, pero nos debemos una charla.

René… bueno, el nene respondió mejor que bien.

Está realmente arrepentido de lo que hizo. No solo devolvió el celular, fue hasta la casa del compañero a disculparse con los padres.

No lo vamos a castigar.

Hablé con Mario.

No fue fácil, recuerden que Mario prácticamente no me dirigía la palabra desde el incidente con el desayuno sorpresa.

Respiré hondo y largué el rollo.

“Por respeto a nuestra historia y a la familia que construimos te lo comento, pero no te estoy pidiendo permiso, ni tu bendición. Solo te informo que voy a emprender este proyecto con Teté. Soy una mujer grande y quiero tener mi lugar en la sociedad, más allá de la casa y mis quehaceres domésticos. Soy mucho más que un ama de casa, tengo potencial y lo voy a utilizar. Te guste, o no. ¿Te quedo claro Mario?”

“¿Tengo que hacer algo yo?”

“No.”

“¿Hay que poner plata?”

“No.”

“Bueno, no tengo nada que decirte.”

Fin de la charla.

Y cenó solo. Una fría milanesa del medio día con un huevo duro, al tiempo que sufría el partido Argentina Perú.

Por mi parte, comí un postrecito Light de chocolate, me relajé, y me di una ducha de ¡2 horas!, mientras cantaba una vieja canción que escuchaba en casa de mis viejos cuando era chica.

Creo que era de Violeta Rivas.

Afuera llovía torrencialmente.

Y me sentí feliz.”




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