“Esta mañana mientras desayunábamos, Mario, mi marido, el padre de mis hijos, el hombre con el cual pasé los últimos 20 años de mi vida, (la mitad de mi vida), la persona a la cual siempre fui fiel.
En la cama y en la vida, al que incondicionalmente apoyé en toda idea que se le cruzó por la cabeza, el tipo que nunca me dejó elegir donde pasar las vacaciones, el ser machista que siempre me rompió las pelotas por la ropa que usaba, el maquillaje que me ponía, el cerdo egoísta que siempre pensó primero en el, y si quedaba tiempo estaba yo y los chicos, el mismo tipo que no le importa gastarse $300 como mínimo en caña para pescar y demás… pero me deja solo $ 200 para comer toda una semana, ese mismo ¡tarado! me dice:
A las 7:45 de la mañana, sorbiendo un mate de espalada a la ventana, con el sol de primavera rebotando en su nuca formando un halo de luz a su alrededor.
Creando en el espacio, una especie de ángel suburbano de overol azul gastado, con barba crecida y lagañas en sus ojos , a escasos minutos de partir a su taller de chapa pintura y mecánica que nos mantiene, nos da de comer y un poco más, pero nos provoca sin duda más dolores que alegrías.
“Antes de irme… te quería decir una cosa. En el taller arregle con el dueño pagar menos de alquiler, pero tengo que hacer unas refacciones, el techo, el piso etc. Estaba pensando que podrías ayudarme un poco.”
“En que?!!, no pretenderás que haga de albañil también!”
“No!.... lo voy hacer yo, pero voy a llegar un poco más tarde a casa, por que lo voy hacer después del horario de trabajo”
“Ok, no hay problema”
“Te digo por ese tema tuyo con tu amiga … no vas a poder hacerlo”
“¿Que cosa Mario?, no te entiendo”
“Y… voy a volver cansado, voy a necesitarte en casa , entendes lo que digo, si vas atrabajar afuera…vas a descuidar tu lugar en esta familia, eso quiero decir”
“Entonces…”
“Entonces que no vas a poder trabajar. Decile a Teté que busque por otro lado, te digo la verdad me parece perfecta tu idea, pero no es el momento”
Asesinato es la palabra. Me provocó tanta indignación, que a lo único que atiné fue apretar fuertemente una mitad de naranja hasta prácticamente hacerla explotar en mi mano.
“Pará entúpida!, me salpicaste!!”
Y le grité.
“Basta me harté!!!”
Y se la aplasté en la cara.
Igual que en esa película vieja.
Casi me pega.
Me agarró de los brazos y trató de contener la furia.
“Pegame si querés… pero se terminó. No solamente voy a trabajar. Quiero separarme. Escuchaste bien?... separarme. No te amo más Mario”
Se fue.
Sin decir nada.
En este momento son casi las 2 de la madrugada.
Todavía no volvió.
Los chicos están preocupados.
Yo no”
martes, 27 de octubre de 2009
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